Menú con maridaje en el Molino del Río

Río Argos. Foto: molinodelrio.com
El pasado domingo visitamos el hotel rural El Molino del Río en el término municipal de Caravaca de la Cruz. Está situado en un lugar muy bonito, en un cañón por el cual transcurre, cuando baja agua, el río Argos.
Del Molino del Río nos llamó primero la atención el hecho de que elaboran varios tipos de cerveza a muy pequeña escala, pocos litros de cada una de las variedades que tienen, que son varias. Cerveza que venden casi en su totalidad en el hotel y el restaurante. También habíamos oído hablar muy bien de la cocina. Encarna López, chef del restaurante, ha estudiado en Málaga y trabajado en A Poniente, establecimiento con una estrella Michelín. Elaboran un menú degustación que cambia cada semana y que vamos a probar maridado con sus cervezas. Lo que no sabíamos es que en la cocina del Molino del Río la cerveza juega un papel más importante que los simples maridajes. Casi todos los platos están elaborados con alguna de las cervezas que elaboran. Charlando con Encarna nos cuenta que quiere que la cocina y la cerveza se complementen para ofrecer al cliente una experiencia gastronómica completa. Cosa que consiguen con creces, como os contamos.

Cerveza 24 quilates.
Comenzamos con unas aceitunas y alcaparrones, queso y embutidos. El queso iba acompañado de una mermelada elaborada con manzana y cerveza. Estos entremeses los acompañamos con una cerveza 24 quilates, que nos encantó. Una ale de un color ámbar y una buena capa de espuma jabonosa. Con un buen aroma a lúpulos americanos y a caramelo, tiene un ligero amargor y un cuerpo muy suave.
Arroz cremoso con ortiga.
Nos gustó tanto esta cerveza que decidimos seguir con ella cuando vinieron unas croquetas de boletus y de bacalao con pimientos, ambas muy buenas y la última especialmente cremosa. Siguió una ensalada con sardina marinada en la propia cerveza, y un arroz cremoso de verduras con salsa de ortigas. Este plato fue uno de los que más nos gustó, la salsa de ortigas era súper sabrosa, además como no la habíamos probado nunca la sorpresa fue aún mayor.

Carrillera con cerveza tostada especial.
Para los siguientes dos platos cambiamos de cerveza. Nos sirvieron una ale tostada especial de aspecto cobrizo, con aroma de anís y toques de mango. En boca recuerda a caramelo, regaliz y grano tostado sin ser dulzona, muy fácil de beber. El maridaje de esta cerveza fue primero una carrillera cocinada en la misma cerveza y cacao, cocinada en su punto justo y muy sabrosa. Y después un estofado de ciervo muy tierno.

Solomillo y cerveza gold.
Pasamos entonces a una lager, la gold, parecerá que el orden de las cervezas no fue el adecuado pero nos decidimos por ella porque sabíamos que el último plato iba a ser una carne blanca, y queríamos probarla. Esta cerveza tiene un color muy rubio, es una pilsen muy refrescante, con el amargor justo y seca. El plato que maridaba era un solomillo de cerdo con queso de cabra, mermelada de manzana y cerveza y salsa de naranja, un plato delicioso.

De postre, torrija con helado de lúpulo. Sí, helado de lúpulo hecho en el restaurante, muy cremoso y con un toque amargo final inconfundible. Los no cerveceros tomaron la torrija con helado de jengibre, helado con un toque fresco muy atractivo.
Torrija con helado de lúpulo.
Y tras el café tomamos un gin tonic aromatizado con lúpulo americano. Nos contó Leandro, cocinero, que otras veces ha macerado el lúpulo durante horas y conseguido un aroma más potente, el nuestro lo hizo en el momento y aún no siendo tan oloroso nos gustó mucho.

Un menú estupendo en el que la cerveza juega un papel muy importante como habeis podido observar, y a un precio muy bueno, 22,5€ los menús y ¡2€ cada pinta de cerveza!. En esta ocasión pudimos degustar 3 cervezas, puesto que sólo contaban con un pequeño serpentín en la zona del restaurante. Encarna nos informó de que están haciendo obras en la parte del bar y esperan contar pronto con 5 grifos.

Por encima de todo queda el trato que recibimos de Encarna, Joaquina y Leandro. Nos mostraron su devoción por el cliente y por las cosas bien hechas. Transmiten ilusión por la cocina y conciben la cerveza como una parte central en su oferta hostelera. Nos encantó escuchar cómo experimentan con todos los aspectos de este producto. Leandro, al que le encanta trabajar el lúpulo, llegó a hacer un aceite mezclando su extracto con aceite de oliva para ofrecerlo en tostadas para los desayunos de los clientes. Siempre están buscando innovar para ofrecer algo más.

Volveremos pronto para charlar con el maestro cervecero y visitar tranquílamente las instalaciones en las que elaboran sus cervezas. Y por supuesto repetiremos en el restaurante, un lugar que ofrece una gran experiencia no sólo para cerveceros, también para amantes de la gastronomía y la naturaleza en general. Desde aquí les damos un 10 a todo el equipo. ¡Salud!.

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